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Edema maligno en bovinos: una amenaza silenciosa para el hato

4 oct 2025

Edema maligno en bovinos
Edema maligno en bovinos

Cuando un bovino aparece repentinamente hinchado, febril y con signos de toxemia, los ganaderos pueden temer lo peor. En cuestión de horas, el animal puede caer gravemente enfermo y morir incluso antes de que se reciba ayuda veterinaria. 

Esa progresión acelerada es característica del edema maligno en bovinos, una enfermedad infecciosa que exige diagnóstico rápido, medidas sanitarias rigurosas y prevención constante para proteger la producción ganadera.

¿Qué es el edema maligno en bovinos y cómo se origina?

El edema maligno (también conocido como gangrena gaseosa o flemón séptico) es una enfermedad bacteriana aguda causada principalmente por Clostridium septicum, aunque otras especies como C. novyi, C. perfringens tipo A y C. sordellii también pueden intervenir.

Estas bacterias se encuentran de forma natural en el suelo y en el tracto digestivo de los animales. 

Cuando entran en contacto con una herida —ya sea durante una cirugía, el parto, una castración o incluso una vacunación mal aplicada—, germinan y liberan toxinas que destruyen los tejidos y provocan necrosis y una rápida intoxicación sistémica.

La infección puede aparecer entre 6 y 48 horas después de una lesión contaminada. En ese lapso, el animal pasa de un estado normal a uno crítico, lo que resalta la importancia de la prevención y la higiene en el manejo del ganado.

¿Cuáles son los síntomas del edema maligno en bovinos?

Los signos clínicos del edema maligno pueden confundirse con otras enfermedades clostridiales, pero existen algunas características distintivas:

Síntoma

Descripción

Fiebre alta

Temperatura corporal por encima de lo normal.

Decaimiento general

Pérdida de apetito, postración, apatía.

Hinchazón blanda y caliente

Edema en la zona de la herida, que se expande rápidamente.

Crepitación subcutánea

Presencia de gas bajo la piel (sensación de burbujas al tacto).

Secreción con olor desagradable

Exudado seroso o sanguinolento proveniente del sitio afectado.

Muerte súbita

En casos avanzados, el animal puede morir en pocas horas.

Algunos de estos síntomas pueden confundirse con problemas digestivos como la indigestión vagal en bovinos, por lo que la observación detallada y la intervención veterinaria son fundamentales para evitar errores en el diagnóstico.

¿Cómo se diagnostica el edema maligno en bovinos?

El diagnóstico se realiza combinando la observación clínica con pruebas de laboratorio. Las principales herramientas son:

  1. Evaluación clínica y necropsia
    El edema subcutáneo con gas, necrosis y olor pútrido suele ser indicativo.

  2. Cultivo bacteriológico y pruebas anaerobias
    Permiten aislar las bacterias del género Clostridium.

  3. Tinción o pruebas de fluorescencia
    Detectan la presencia directa de los microorganismos en el tejido afectado.

  4. Pruebas moleculares (PCR)
    Confirman la especie bacteriana implicada.

  5. Histopatología
    Muestra daño muscular, necrosis y proliferación bacteriana.

El diagnóstico diferencial incluye enfermedades como el carbunco sintomático, la fiebre del puerperio y el timpanismo. 

En este último caso, puedes consultar más sobre sus causas en timpanismo en vacas: causas, síntomas y tratamientos.

¿Cuál es el tratamiento más efectivo para el edema maligno en bovinos?

El tratamiento debe iniciarse de inmediato:

  • Antibióticos: la penicilina sódica o procaínica en dosis altas sigue siendo la opción más eficaz.

  • Desbridamiento quirúrgico: abrir la zona afectada, drenar y eliminar el tejido muerto.

  • Terapia de soporte: fluidos intravenosos, antiinflamatorios y analgésicos para controlar el dolor y el shock.

  • Antitoxinas: pueden administrarse si están disponibles, aunque su acceso es limitado.

Cuanto más temprano se inicie el tratamiento, mayores serán las probabilidades de supervivencia.

¿Cómo prevenir el edema maligno en bovinos?

La prevención es la mejor estrategia. Las medidas clave incluyen:

  • Vacunación: usar bacterinas que incluyan Clostridium septicum. Se recomienda aplicar la primera dosis a los dos meses de edad y revacunaciones anuales.

  • Higiene en procedimientos: mantener una correcta limpieza y desinfección en bovinos reduce drásticamente el riesgo de infección durante partos o cirugías.

  • Manejo adecuado de cadáveres: los animales muertos deben enterrarse o incinerarse para evitar la contaminación del suelo con esporas.

  • Monitoreo del hato: registrar casos sospechosos y fortalecer la bioseguridad.

Además, mantener controladas las constantes fisiológicas en bovinos permite detectar a tiempo anomalías que podrían indicar una infección clostridial.

Edema maligno en bovinos: impacto y manejo sanitario

Aunque el edema maligno no se transmite directamente entre animales, puede causar brotes cuando hay heridas contaminadas o condiciones sanitarias deficientes.

Los suelos con restos orgánicos y mala higiene, sumados a factores de estrés y procedimientos invasivos, pueden detonar la enfermedad en varios animales a la vez. Por ello, el control ambiental y la vacunación son pilares en la salud del rebaño.

Preguntas frecuentes

¿El edema maligno se contagia entre animales?

No, solo ocurre cuando las esporas del Clostridium entran en contacto con una herida abierta.

¿Cuál es la diferencia entre edema maligno y pierna negra?

La “pierna negra” es causada por Clostridium chauvoei y no requiere una herida para manifestarse; el edema maligno sí depende de una puerta de entrada.

¿Cuándo aplicar la vacuna?

En terneros a partir de los 2 meses, con refuerzo a las 3 semanas y revacunación anual.